Antes os hablaremos un poco del jengibre cuya raiz es un cúmulo de beneficios, pues contiene aceites esenciales, vitaminas, minerales y aminoácidos.
Si nos centramos en sus aceites esenciales encontramos limonelo, citronela, canfeno y gingerol que le da su peculiar sabor picante. El jengibre es un tubérculo rico en vitamina C, donde también están presentes las vitaminas E y las del grupo B. El jengibre aporta minerales, fundamentalmente potasio, magnesio y fósforo pero también sodio, calcio, zinc, silicio, aluminio y cromo. Otros compuestos que podemos encontrar en el jengibre son el ácido aspártico, linoleico, oleico y ascórbico. En cuanto a los aminoácidos podemos mencionar su contenido en metionina, niacina, histidina, arginina, triptófano y leucina entre otros. El jengibre, es además, muy rico en antioxidantes como la proteasa y contiene enzimas como el zingibaina y fitonutrientes como los flavonoides o los carotenos.
El jengibre es bueno para todas las inflamaciones y es uno de los mejores remedios para combatir las náuseas y las ganas de vomitar. También es un antibacteriano muy potente y ayuda a estimular los movimientos peristálticos del intestino. Favorece la circulación sanguínea y evita la formación de trombos y varices. Combate la halitosis, mejora la flora bacteriana y evita que tengamos gases e hinchazón después de comer. Colabora en la prevención de alergias y nos ayuda a recuperar una sensación de calma física y mental....Entonces, ¿por qué no tomarlo?.
Y esta es la sencilla receta :-)
INGREDIENTES
ELABORACIÓN
El mejor momento para tomar la infusión es hacerlo unos 10 minutos antes de las comidas principales y notarás rápidamente sus beneficios si la tomas en ayunas.
Sólo está contraindicado en el último mes de embarazo, ya que puede estimular la producción de oxitocina y adelantar el parto. En caso de hemorroides, el jengibre intensifica el dolor aunque, si lo soportas unos días, terminará por reducir la hinchazón de las hemorroides y desaparecerá.